El óxido nunca duerme.... Estaría bien haber descubierto a tiempo el potingues que había que echarle a lo nuestro para haberlo prevenido del óxido.
El óxido nunca duerme.... Estaría bien haber descubierto a tiempo el potingues que había que echarle a lo nuestro para haberlo prevenido del óxido.
Eramos aquello que fantaseaba de niño que pasaba cada noche en un honky tonk, con todo el peligro que tiene cumplir un sueño adolescente cuando uno empieza a tener canas.
Se pueden visitar museos conocidos, grandes parques, monumentos, pero visitar una canción, entrar en ella con la misma facilidad con la que entra Mary Poppins en un dibujo de tiza en la acera, es algo que jamás había hecho y que supongo que tú tampoco, pero eso es exactamente lo que hicimos cada una de las noches que fuimos al White Horse.
Esta canción es el ojo de la cerradura por el que trato de vislumbrar esa otra vida en que su padre no existe, y ellos tampoco, y yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa.
Me entristece no haber grabado tus discursos, nada me divertía más que cuando observaba algo, cogías carrerilla, alzabas el vuelo con una de tus descripciones y me hacías asomarme a tus ojos para ver el mundo de otra manera. Poca gente es capaz de prestarte su mirada.